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La penitencia del libro de texto

  • Foto del escritor: maty recu
    maty recu
  • 23 oct 2016
  • 4 Min. de lectura

Es sorprendente que sumergidos en pleno siglo XXI la escuela continúe empleando los mismos recursos pedagógicos que en décadas anteriores. De este modo, el libro de texto sigue siendo el material por excelencia, siendo modificados ligeramente algunos de sus componentes. Por ejemplo, el libro de texto ha experimentado cambios en su estructura, ya que anteriormente se utilizaba un único manual para todas las asignaturas, mientras que hoy en día existe uno para cada área de conocimiento Es sorprendente que sumergidos en pleno siglo XXI la escuela continúe empleando los .

Desde nuestro punto de vista, el libro de texto puede resultar útil como apoyo o refuerzo para el profesorado, el cual debería contar con sus materiales propios como recurso principal. Así pues, pensamos que las editoriales proporcionan unos materiales a los docentes excesivamente marcados, convirtiéndose en guías para la estructuración de sus clases, así como la forma de darlas y evaluar los contenidos impartidos. Además de las limitaciones legislativas, si el docente sigue al pie de la letra el libro se encuentra en un ámbito restrictivo donde su libertad y autonomía es casi inexistente. De la mano de Nieves Blanco (1994)1 encontramos reflejado el efecto y reacción que este material provoca en los docentes. En esta obra se comenta el libro guía que las editoriales ofrecen a los docentes, la existencia de este material crea cierta desconfianza en ellos mismos, es decir, es el propio libro de texto quien estructura y delimita la práctica docente.


Otro aspecto a destacar sería el control que ejerce este material en los centros. Nieves Blanco nos habla de tres tipos de controles: control simple, control técnico y control burocrático. En la actualidad los centros educativos presentan un excesivo control técnico en el cual los maestros/as presentan una descalificación de ciertas capacidades, que bien se han ido perdiendo o bien se ha perdido la oportunidad de adquirirlas. De este modo, los maestros/as han perdido la planificación de la enseñanza y el diseño de materiales y recursos, entre otras capacidades.


De la idea anterior, se deduce lo beneficioso que resulta este sistema del libro de texto para el Estado, ya que de esta manera se ahorra subvenciones a los docentes para la elaboración de materiales. Pero, no sólo resulta positivo para el Estado sino también para las editoriales, que se benefician en dos direcciones. Estas presentan una facturación anual muy elevada, ya que mueve millones de euros. Al mismo tiempo, utilizan la comercialización de este material para transmitir ciertas ideas y formas de pensar determinadas, atendiendo a criterios ideológicos.


Profundizando en este material, queremos reflexionar sobre la información ofrecida al alumnado, para ello recurrimos a Ana López (2007)2, quien reflexiona sobre los contenidos cerrados de los libros, los que no dan lugar a discusiones ni debates que potencien el aprendizaje significativo del alumnado. En muchas ocasiones la información es tan cerrada que los conocimientos no se corresponden con la vida cotidiana y real de los alumnos/as. Los docentes suelen creer que la información recopilada en los libros es correcta, completa e intocable, lo que lleva a la desprofesionalización comentada anteriormente.



Para intentar modernizar y adaptar la educación a la sociedad actual se debería introducir progresivamente las nuevas tecnologías en el aula de primaria. La metodología que proponemos combinaría materiales tradicionales como por ejemplo, las fichas de trabajo, junto con recursos tecnológicos. De esta forma, los alumnos adoptan una postura activa y participativa en su proceso de aprendizaje. Así pues, coincidimos en que aprender mediante las experiencias propias proporciona un aprendizaje mucho más significativo para todo el alumnado.


Así mismo, la creación de una escuela tecnológica supone la necesidad de formar previamente a los docentes, ya que muchos de ellos no están familiarizados con las TICs. También cabe destacar un aspecto negativo de esta propuesta, ya que el alumnado puede hacer un mal uso del tiempo destinado a realizar las actividades en un ordenador o tablet. Además, en casos extremos, puede crear cierta dependencia a estas tecnologías.


Dada la situación actual del país, esta reflexión muestra una situación utópica en la que hoy en día no se dan las condiciones económicas necesarias para que pueda llevarse a cabo de manera eficaz un modelo educativo tecnológico. Desde Creaeduc nos planteamos además una idea más revolucionaria aún si cabe para quien busca causalidades en su falta de hacer en contra de quienes buscamos los medios para el cambio: ¿Y si la explicación a esta innovación educativa lejos del libro no se halla solo en el desarrollo tecnológico sino en el capital humano? ¿Puede que hayamos perdido el rumbo? Mucho de lo que las nuevas e innovadoras herramientas nos ofrecen a través de sofisticados y caros softwares y hardwares nos ofrecen pueden ser reemplazados por una buena docencia. Un capital docente que apasione puede ser la llave del cambio.


1 Blanco García, N. (1994). Materiales curriculares: los libros de texto. Angulo Rasco, Félix & Blanco García, Nieves (coords.): Teoría y desarrollo del currículum. Málaga: Aljibe, 175-185.


2 Hernández, A. L. (2007). Libros de texto y profesionalidad docente. Avances en supervisión educativa: revista de la asociación de inspectores de educación de España, (6).


 
 
 

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